Let It Be: febrero 2012

sábado, 4 de febrero de 2012

¡Alcachofa!

De ella dicen que es pequeñita y que toma demasiado de algo que la hace ponerse así de loca. Que no sale de casa sin su móvil, que siempre leva el volumen excesivamente alto y que se exige demasiado, pero sólo porque sabe que lo puede conseguir. Dicen que dibuja corazones en las esquinas de las hojas, y a veces también en el centro. Me han contado que lo suyo es vestir elegante, pero yo se que a ella le gustan son las sudaderas muy anchas. Que mira la luna cada noche, y piensa que todas las personas que ama viven bajo esa misma luna. Que se lleva mejor con los hombres que con las mujeres. De ella no dicen cosas malas, qué os pensáis. Eso no podría permitirlo. Un día me contó un sueño. Me dijo que recorrería el mundo de mi mano. O sola, si hacía falta. Y una vez que empezó, ya no supo parar. Llegué a conocer aquellos sueños mejor que su almohada. Soñaba cosas que asustan, pero también soñaba con sus días de verano. Soñaba con encontrar a alguien que la quisiera y la considerara perfecta. Se ha esforzado mucho por encontrarle. Ella no es una chica como otra cualquiera. Sonríe veintitrés horas al día y la otra se la pasa llorando. Es madrileña pero a su madre la llama "ama". Siempre tiene una frase a punto para cada situación. Salta baila y canta cuando no sabe qué hacer. Cuando está contenta el mundo no se entera. Se esconde mejor que nadie, pero para ciertas personas, es de cristal. Ríe sin motivo y de una manera incontrolable. Cuando comienza dicen que no sabe parar, y ella lo confirma. Es insegura, extremista, alegre y una caja de sorpresas. Algo excentrica, quizás. Le gusta el mar casi tanto como Nueva York. Ella puede ser muchas cosas, pero es, sobre todo, lo que yo quiero que sea. Creo que a estas alturas ya te he dicho todo lo que tenia que decirte, ah y tambien quiero que sepas que te quiero,¿lo entiendes? Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero. Podría repetirlo hasta que mis labios se sequen y las palabras dejen de tener sentido. Podría escribírtelo en portugués o en chino, al revés, con letras rojas o con tinta invisible. Podría tatuármelo en la frente, para que lo vieras cada vez que me miraras. Podría hacer que un avión lo escribiese en el cielo, como en las películas, o que apareciese en el marcador, en el medio de un partido. Pero no me gustan los aviones ni los partidos, ni se hablar chino ni portugués, me dan alergia los tatuajes y nunca supe encontrar tinta invisible. Solo me queda decírtelo
Y no tengo nada mas que decirte, salvo que sonrías, cariño.